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Canción de Cuna para Arrullar un Río que Nace
El río baja cantando
me envuelve, me acaricia
como un anhelo que florece.
El bosque es inmenso bajo mis ojos.
Escucho lo que murmura el arroyo
mientras descalzo mis pies sobre la hojarasca.
Siempre las flores blancas
cayendo lento junto al río.
Y yo, lentamente camino
sabiendo que mis flores y mi amor
arribarán en el mejor puerto posible.
La quebrada siempre al lado
intacta, inconmensurable
eterna.
Agua y fuego se unen en este instante sagrado
Llevo en mis cabellos el aroma del río
y del humo.
Siempre las flores blancas
cayendo lento junto al río.
El agua rompe sobre las piedras
rompe sobre mi
y algo en mi interior sucumbe
de la manera más dulce.
Una inmensa devoción me acoge
beso el río y enjuago mi rostro:
me purifico.
Canto y el río duerme.
Siempre las flores blancas
cayendo lento junto al río.
Entonces, el tiempo desaparece
y el río canta para mí.
Lírica generada en un peregrinaje a la quebrada del Rio Aburra. En un dialogo con los guardianes del Agua.
Formación del Ser, «Hijos de la Madre Tierra».
Poesía: Valeria Isaza Jiménez.
Fotografías: Isabel Cardona (Vrindavana D.D).
Edición audio: Elisa Franco (Om Sahnti dd)
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