En el Valle del Sol.
La duda se antepone a la aceptación de nuestro deber con el infinito.
Deber que hace temblar el corazón y agitar las emociones,
Deber que se presagia en nuestros sueños, de tejer con hilos de sonidos y de oraciones
el paradigma de nuestras Abuelas y Abuelos.
Un Altar en espiral se dispone ante el árbol sagrado, como una invitación a la Madre Divina
y al Gran Espíritu para recibir una humilde ofrenda de frutas, semillas y flores.
Los sentimientos del Cerro Madre, Nutibara, vibran y se manifiestan en las palabras de la Abuela Lucía,
palabras que se siembran en el corazón y germinan con el anhelo de vivir la humildad,
a través del acto de reconocer nuestra historia y errores, ante un altar, ante los ancestros espirituales.
La Formación inicia por custodiar el primer territorio sagrado, cuerpo, y sus 9 puertas de conocimiento y purificación.
Un nuevo compromiso se ofrenda ante la espiral,
Los Abuelos nos invitan a una meta, sentirnos pequeños ante el infinito, pero buscando ideales eternos, hermosos y llenos de bienaventuranza.
Escrito: Vish Bhak – Walter Andrés Gómez
Fotografía: Leonardo José Parra