La geo-medición como reconocimiento

La geo-medición como reconocimiento

Por: Sergio Gabriel Beleño Prada. Agr. Paisajista

La geometría y los patrones son universales, pueden evidenciarse en el ser humano, así como en cualquiera de los otros seres que transitan por esta realidad; cada uno de estos seres es un fractal con proporciones, poliedros y ondas, ubicados y unidos con distinto ángulo, siendo todos geométricamente sagrados.

Stephen Skinner, en 2007, profundiza en muchos de estos conceptos, en los cuales es fundamental resaltar que hoy en día la palabra geometría procede de un término griego que significa, literalmente, «medición de la tierra». Mucho antes de que esta quedara relegada al papel, se ocupaba de la medición de los terrenos, una práctica que hoy en día denominamos agrimensura.

La geometría comprende la medición, construcción de edificios y la determinación de límites que separan los territorios de una persona de las de otra. En un nivel más elevado, esta ciencia distingue entre los dominios de lo sagrado y lo profano.

El libro más reconocido en la historia de la geometría, e incluso de las matemáticas, es los Elementos, de Euclides. Los fractales, sin embargo, pertenecen a una forma de observar el universo distinto de la euclidiana. Son formas o patrones geométricos que nos ayudan a describir las fuerzas del crecimiento, por lo que forman parte de la geometría sagrada. En la actualidad, los fractales (siendo como lo define Skinner el orden del caos) tienen aplicaciones en astronomía, economía, meteorología y en los efectos especiales empleados en el cine.

El diseño del ojo, como cualquier otra parte del cuerpo, es un código geométrico perfecto, y así como lo es, también puede reconocer y capturar otros códigos siendo en nuestro gran cerebro un pequeño fractal con patrón vibracional. Aquellos códigos de la geometría sagrada, son representaciones planas emitidas por vibración, que con favor de los elementos de la naturaleza podemos percibir en la materia. Algunos ejemplos claros serían: la forma de las corolas en las flores, patrones de manchas en animales, y el proceso de cristalización en los minerales. Por ello la geometría es sanadora, y como se dice coloquialmente “todo entra por los ojos”.

Continuando con lo anterior, está que en la alquimia elemental y según el Tantra y el Yoga, toda la materia está compuesta de cinco Tattwas o elementos, llamados: akasha (éter), vayu (aire), agni (fuego), apas (agua) y prithivi (tierra). Siendo los 5 elementos parte de Annamaya kosha (cuerpo físico). De los cuales, el más imprimible, es el elemento agua, al ser conductor universal y sustancia de inmersión en todo, es el de mayor respuesta frente a los pensamientos, emociones, palabras, acciones y sentimientos, tanto en aguas internas y externas.

Los tattwas impregnan todo el universo y nuestro cuerpo-mente. Son emanaciones de luz y sonido creadas por las diferentes frecuencias de vibración de la energía y sus propiedades están inherentes en las células y átomos del cuerpo físico. (Hernandez. 1997)

La geometría nos invita a empezar a reconocer aquellos trazados y planos originarios que dibujaron nuestros cuerpos y el de los demás seres que dibujaron el paisaje y que podemos trazar desde el espacio interno hacia el externo.

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